CUÁLES FUERON MIS SENTIMIENTOS Y PERCEPCIONES A FUTURO, EL 1 DE JULIO DE 1974.

Por Federico Lyford-Pike, Director de Capital Humano Agro.

En ese primer día de Julio del 74, nos enteramos que había muerto el presidente Perón. 

Yo estaba recién casado, no teníamos hijos aún, y trabajaba como encargado de Estancia Santa Isabel, en el zona rural del partido de Lincoln, cerca de Bayauca.

Ese día, nublado y muy frío, nos tocó trabajar todo el día de a caballo, en la manga con el capataz, Roberto Holstein, su hijo Hugo y el puestero Fredes.  Estábamos todo impactados por la noticia por supuesto.

Como líder de ese pequeño grupo (además habían 2 tractoristas y un tambo con su personal), sentí que tenía que decir algunas palabras alusivas. El personal sabía que yo era uruguayo y hacía poco me había instalado con mi esposa en la Argentina. Supongo que “mis muchachos”  no tendrían por qué esperar alguna reflexión de parte mía.

Pero en un aparte del trabajo, generé una pequeña reunión en la casilla, para guarecernos del intenso frío, y les comenté que era una gran pena para el país perder al presidente que tanto había hecho por clase trabajadora el país, - el estatuto del peón rural fue recién sancionado 1946, en la primer presidencia de Perón, como ejemplo - y comenté que ojalá su esposa, María Estela Martínez de Perón, la vicepresidente que asumía como presidente, hubiera aprendido de política al lado de su  marido e hiciera un buen gobierno. 

Paso a describir ahora mis percepciones en lo más profundo de mi ser, en ese momento. Estábamos en plena época de la sangrienta guerrilla, que estaba haciendo estragos en el país. Los guerrilleros de izquierda por un lado y la Triple AAA de López Rega, que era parte de gobierno, es decir, el otro extremo.

En plena presidencia de Perón, en Setiembre del 73,  la guerrilla asesinó al Secretario General de la CGT José Ignacio Rucci  - increíble, nadie entendía nada porque pensábamos que era el puntal de Perón con el movimiento obrero, base y sustento del peronismo-  y a principios del 74 , la Triple AAA había asesinado al Padre Mugica, sacerdote de la Villa 31.

Es decir, el país, estaba dividido y en estado de convulsión social, si bien la economía no tenía alta inflación luego que asumiera un nuevo ministro de economía Alfredo Gómez Morales, un prestigioso economista que había sucedido a mediados del 73, al primer ministro de economía que se llamaba José Ber Gelbard y que había fracasado rotundamente con su política de “inflación Cero” y control de precios. 

Describo esta situación porque en mi fuero íntimo, estaba convencido que no era la Sra. Estela Martínez de Perón la persona más indicada para dirigir y unir a la convulsionada Argentina. Y de allí, mi fastidio e incomprensión con Perón, que, sabiendo que estaba enfermo, en su fórmula presidencial, no nombró como candidato a vicepresidente, a la persona más capaz que seguramente tendría dentro del mayoritario Movimiento Peronista, para que lo sucediera con el mejor éxito posible para el país. 

Final de la historia. En efecto, la pobre señora María Estela Martínez de Perón, no supo y no pudo gobernar el país y “de yapa”, el ministro de economía Gómez Morales no mejoró la economía y asumió un nuevo ministro de economía, en el otoño del 75 que se llamaba Celestino Rodrigo, que, en Junio del 75,  tuvo que sincerar la economía con sus famosas medidas de ajuste,  conocidas como “El Rodrigazo” – desencadenando una crisis económica igual o peor que la que vivimos recientemente en el 2001 -  y con esta combinación de letal de mal la economía y la guerrilla que seguía plenamente activa,  terminó la historia con un final que estaba “cantado”: el golpe cívico- militar del 24 de Marzo de  1976.